viernes, 27 de abril de 2012

Diario de Adolf Hitler


Puede que ya no escriba más en este diario, que sea mi último día y por eso quiero dejar constancia de lo que he hecho en mi vida.
El 28 de Julio de 1914 estalló la guerra y me he presentado como voluntario para luchar en el frente alemán. Estoy muy emocionado y tengo muchas ganas de empezar a luchar y de tener un arma entre mis manos.
En octubre de 1916 recibí un impacto de bala en la pierna, lo que me hizo estar alejado del frente de batalla unos meses. Lo pasé muy mal. Mi única idea era volver  al frente, volver a luchar, tener un arma en mis manos, y defender Alemania. Muchos me decían que era un cobarde pero he demostrado que no lo soy.
Tras duros esfuerzos fui nombrado Cabo pero no pude subir más de rango porque consideraban que no tenía dotes de mando suficientes, ¡Qué ilusos! Si me vieran ahora…
En aquella época me criticaban mis propios compañeros por ser tan recto, en cuanto a ordenes se refería y no eran capaces de entender el respeto que merecen las personas que se encuentran por encima nuestro.
Uno de los peores momentos de mi vida fue cuando me vi atrapado en un ataque de gas venenoso por parte de los  odiosos británicos cerca de Ypres. Casi pierdo la vista para siempre, pero cuando por fin me recuperé y vi la luz esta se apagó de pronto cuando me enteré de que ya había acabado la guerra, que se había firmado un armistiquio y que la monarquía había sido depuesta creándose la República de Weimar.
Poco tiempo después tuve que ver cómo se firmaba el Tratado de Versalles que imponía a Alemania unas duras condiciones impuestas por los países vencedores de la guerra entre ellas reparaciones de guerra muy costosas. En este periodo hubo muchos intentos de insurrección tanto por partidarios de  izquierda como de derecha que deseaban acabar con el Régimen, pues consideraban que el gobierno era un traidor por haber firmado el armistiquio y haber aceptado las condiciones del Tratado de Versalles.
Por tanto esta época fue el inicio de mi carrera política. Formamos un pequeño grupo con amigos que mantenían mi misma ideología y creamos nuestro partido político, el Nationalsozialistische deutsche arbeitepartei que llamábamos NSDEAP, y creamos también una especie de ejercito que llamamos la sesión de asalto  para usarlo contra nuestros adversarios. Unas de las ideas principales que compartíamos era nuestro odio hacia los judíos y la defensa de la raza aria, pues, como es lógico es necesario preservar la pureza de la raza alemana y no dejar que los judíos invadan y contaminen nuestro territorio. También, fijándonos en el partido italiano de Musolini, el cual creó la República Social Italiana o  también conocida como República de Saló, decidimos crear emblemas que nos definieran, como, por ejemplo la esvástica.
En este momento nuestro partido Nacionalista estaba en auge e intentamos un golpe de Estado para acabar con la República, el llamado Putch de Münich pero por desgracia fracasamos. Fui detenido y estuve seis meses en prisión, aproveché y escribí una obra a la que llamé Mein Kampf donde expuse mi pensamiento y mi programa político: el desprecio por la democracia parlamentaria a los Bolcheviques y la necesidad de un único líder fuerte para dirigir el pueblo alemán, garantizando la superioridad de nuestra raza y mi objetivo era formar un gran Reich con todos los territorios germanos. Cuando salí de la cárcel, era famoso y en mi partido me llamaron Führer.
A partir de 1924 la situación económica del país mejoró y nosotros perdimos fuerzas pero en 1929 comenzó una difícil coyuntura económica por lo que el malestar social aumentó y pudimos difundir de nuevo nuestro discurso radical y logramos presentarnos a las elecciones, ganándolas, convirtiéndome en 1933 el nuevo canciller, de un gobierno de coalición con las fuerzas conservadores. Tuve que jurar la constitución, lo que me supuso un grave esfuerzo, ya que no quería que nadie se diera cuenta de que mi intención no era mantener la república sino tomar yo todas las decisiones. Pronto pedí al presidente Hindnburg  el permiso para disolver el Parlamento y convoqué nuevas elecciones, pero lógicamente prohibí la prensa y las reuniones de los opositores y me encargué de que esto se cumpliera con numerosos registros y persecuciones.
En estas fechas en concreto se produjo las llamadas elecciones de 1933 , donde se quería elegir a los miembros del VIII Reichtag, pero mi partido y por supuesto yo también, intentamos boicotearlo.
Aunque nadie lo sabe, provocamos un incendio en el Reichstag y acusamos a los comunistas de ello, lo que nos sirvió de escusa perfecta para suspender las libertades individuales, suprimir el control judicial sobre las detenciones y restablecer la pena de muerte. A pesar de que organizamos todo para ganar con mayoría absoluta estas nuevas elecciones no fue así y tuvimos que buscar el apoyo en el centro católico para tener suficientes poderes y logramos la facultad de promulgar leyes sin necesidad de trámites.
En 1934 murió por fin Hindnburg y acumulé sus funciones, de forma que ahora era el Führer y el  canciller del Reich.
Poco después, para mi sorpresa algunos de mi propio partido empezaron a discutir mis decisiones, lo que me enfadó mucho, especialmente con Röhm, por lo que decidí eliminarlo, en la que llamé la Noche de los cuchillos largos; fueron eliminados más de trescientos dirigentes de la Sesión de Asalto.
Mi principal preocupación era asegurar un relanzamiento económico que permitiera a Alemania convertirse de nuevo en una gran potencia mundial, pero sin eliminar el sistema capitalista. Por otra parte para mantener la unidad ideológica del país, creé el Ministerio de Cultura y Propaganda y me encargué de que en la cultura y el pensamiento alemán primaran los ideales nacionalistas.
Yo tenía claro que para conseguir la total cohesión ideológica y social de mi pueblo tenía que asegurar la pureza de la raza aria y para ello necesita proteger a mi pueblo de aquellos que podían contaminar esta pureza como por ejemplo los discapacitados físicos, los disidentes y, claro está, las minorías étnicas, como eran los judíos, los cuales eran los causantes de todos los males de Alemania, y, afortunamente, me sentía apoyado por Goring, Rudolf Hess, Himmler y también por el Partido Comunista Alemán lo que provocó que tuviese más ansia de poder y  que me sintiese superior a cualquiera.
En 1933 decidí boicotear los negocios de los judíos y finalmente en 1935 dicté las leyes de Nuremberg impidiendo que los alemanes puros  y los judíos se pudieran casar. En 1938 aún no estaba contento con las medidas que había tomado y obligué a que todos los judíos llevasen un distintivo. Mi objetivo era eliminar a la población judía de mi Alemania y para ello ideé un plan que consistía en seguirlos y asesinarlos y en la noche de los cristales rotos llamado así por muchas personas y  conseguí unos de mis objetivos.
Años después para terminar de conseguir mis propósitos ante las razas minoritarias como los gitanos y judíos ideé otro plan y la llamé la solución final, que consistiría en el aniquilamiento de estos grupos. Para ello creé un campo de exterminio llamado Treblinka.
Pero no solo tenía que ocuparme de mi partido sino también de dar una buena imagen del partido nazi hacia el mundo y para ello nada mejor que unos juegos olímpicos, y así se celebraron las onceabas juegos olímpicos de verano y a las que se llamaron las olimpiadas de Berlín  donde competían deportistas de cuarenta y nueve países distintos. Con ello quería demostrarles a  todos que mi partido era el ideal para controlar el mundo. Pero sin embargo algo que me dio mucho coraje fue que un atleta de raza negra ganase la prueba de atletismo cosa que no me gustó para nada e incluso me negué a darle la medalla, cosa de lo que por supuesto no me arrepiento.
No solo me preocupaba Alemania sino que mi objetivo era construir un gran imperio al que llamaría el Gran Reich Alemán y para ello desarrollé una política expansionista y empecé a conquistar territorios. En  1938 mis tropas ocuparon Austria y la incorporé al Reich, llamándola Anschluss.
Proseguí mi guerra, y traté de invadir Polonia, pero para ello realicé un acercamiento táctico a la URSS para conseguir su neutralidad militar por si acaso se produjera un conflicto occidental. Los soviéticos se preocuparon porque cada vez estaba más cerca y su líder, Stalin firmó conmigo el pacto germano-soviético de no agresión.
Japón, con el emperador Hirohito al mando, comenzó a crear una gran fuerza naval lo que me llevó a pensar que era evidente que se estaba preparando para una futura expansión por el pacífico. Luego empecé a preocuparme por la Europa septentrional porque tenía una gran importancia militar y podría utilizarla como base aereonaval para actuar contra Gran Bretaña y conseguir el hierro que Suiza tenía  y finalmente conquisté Dinamarca y Noruega. Ante esta situación Gran Bretaña comenzó a preocuparse y  cambió su gobierno a uno más unido precedido por Churchill. En esta época estaba como primer ministro de Gran Bretaña Chamberlain, que tenía una postura muy interesante y trataba de que los británicos cedieran ante mis peticiones para así tratar de garantizar la paz mundial y evitar conflictos.

Mi segundo objetivo fue Francia. En menos de 48 horas ocupé los Países Bajos y Bélgica, sorprendiendo al Estado Galo porque había concentrado todas sus tropas en la frontera con Alemania y nosotros atacamos desde Bélgica, sorprendiéndolo por la espalda.
Uno de mis principales aliados lo tenía en España, el General Francisco Franco, aunque le insistía mucho para que entrase a luchar junto a
Alemania, él prefería mantenerse al margen por lo que consideré a España como un Estado beligerante, es decir, un estado al que no ataco pero que recibo su ayudo cuando lo necesito. Por otra parte, Mussolini, el líder italiano, cuando vio mi enorme éxito, y convencido de la derrota francesa  decidió unirse a mí convirtiéndose en mi aliado.
El 14 de Junio de1940 conquisto Paris, entrando por Normandía, en la zona norte de Francia, lo que los franceses llamaron el desembarco de Normandía, aunque poco después el nuevo jefe de Gobierno Francés el mariscal Petain, me solicitó un armistiquio que firmé el 22 de Junio. Francia quedó dividida en dos: la zona norte bajo mi dominio directo y la zona sur que seguía controlando Petain, cuya capital era Vichy, que colaboraba conmigo. Por eso se conoce como la  Francia de Vichy.
Desde Londres me llegaban rumores de que un general llamado Charles De Gaulle estaba instando a los franceses a que se revelaran contra mí, pidiendo una Francia libre.
Una vez conquistada Francia, lo único que me preocupaba era Gran Bretaña, decidí entonces iniciar la Batalla de Inglaterra, ocupando por mar la isla, enviando primero un ataque aéreo, en agosto, sobre objetivos militares y núcleos urbanos, la Luftwaffe. Para mi desgracia EE.UU decidió ayudar a Gran Bretaña y fue la primera vez que alguien consiguió frenarme y tuve que renunciar a la invasión.
Esto no me detuvo y rápidamente abrí otro frente en el Norte de África. Las tropas Italianas de Mussolini atacaron Egipto, que en ese entonces era un protectorado Británico, pero fracasaron, lo que facilitó la intervención del recién creado Áfrika Corps, una importante fuerza militar que combatió contra las tropas británicas, dirigido por el mariscal Rommel y finalmente logramos vencer a los ingleses en la guerra del desierto.
En el verano de 1940 inicié la campaña contra la URSS y transformé Hungría, Rumanía, Eslovaquia y Bulgaria en Estados satélites. Lo tenía todo casi ganado pues el gobierno de Belgrado iba a aliarse conmigo en un pacto tripartito, pero se produjo una revuelta en esta ciudad que depuso al gobierno y entonces yo muy furioso bombardeé la ciudad días después, desapareciendo Yugoslavia como Estado, atacando desde allí Grecia y Creta, que cayeron sin resistencia. Para continuar la campaña ofensiva contra Rusia construí lo que llamé la Guarida del Lobo, un gran cuartel militar con cincuenta búnkeres y treinta edificios camuflados, y había preparado toda esta zona para que no me pudieran descubrir ni atacar.
Quería destruir el régimen Bolchevique, someter a los pueblos eslavos y explotar las riquezas de la URSS. Dirigí el ataque en tres direcciones: Leningrado al norte, Moscú en el centro y Ucrania al sur. Conquistar Leningrado me costó más de lo que pensaba, pues aguató tres años sitiada por mis tropas. Mi avance hacia el sur fue frenado en la Batalla de Stalingrado, en la cual, tuvimos que rendirnos y desde aquí las cosas empezaron a ir peor.
Empecé entonces la guerra en el Pacífico. Japón se estaba expandiendo sobre China y las colonias europeas Asiáticas y, sin previo aviso bombardeé la base estadounidense de Pearl Harbour, en Hawai. Roosevelt, presidente de EE.UU me declaró la guerra además de a Japón e Italia, mundializando así el conflicto.
Una cosa que verdaderamente me interesaba era firmar el Komintern y que consistía en que todos los partidos comunistas firmasen una constitución con el propósito de dirigir una revolución mundial.
Durante mi carrera política ideé muchos planes, pero este que en principio pensaba que saldría bien, no salió; era la Conferencia de Múnich,  entre Inglaterra, Italia, Francia y Alemania, dije que la reunión se producía para tratar el problema checoslovaco pero al final descubrieron mi plan, que era la guerra, a pesar de todo, mi gran amigo Mussolini intentó persuadirme y hacerme ver que lo mejor sería firmar la paz pero yo, tan rudo como siempre, no le hice caso.
Alguien que no me causa buena impresión y con el que no tengo buena amistad es Thomas Mann. Este hombre, para aquellos que no lo conocen, es un escritor alemán, considerado uno de los escritores más importantes de Europa y opuesto al nazismo, lo cual no me hacía nada de gracia. Al igual que el  papa Pío XII que estaba en contra también del nazismo y el cuál me comparaba con el diablo, y que perdía el tiempo hablando del Santo Grial y Jesucristo.
En 1945 se produce la Conferencia de Yalta , que consistía en una reunión entre: Stalin, Churchil, y Rooseelt, comenzando lo que después se llamó La Guerra Fría.
Algo que nos caracterizó fue nuestro armamento, el cuál era muy avanzado, uno de ellos era el cohete V2 que lo utilizamos contra Gran Bretaña y Bélgica. Otro medio aéreo, no de guerra, son los llamados zepelines los cuales servían para ir de un lugar a otro.
No quería terminar este extenso resumen de mi vida sin antes nombrar a mi gran perro Blondi, el cual aprecio tanto. También quiero nombrar a mi esposa Eva Brown a la que quiero muchísimo. Quería darle las gracias también a la familia Goebbels, la cual me ha apoyado mucho y me ha hecho tan fuerte.
Antes de morir, lo que me gustaría es ver de nuevo los Sudetes, aunque francamente no creo que pueda.
Por último quiero decir que no me arrepiento de nada de lo que he hecho, porque  lo que hice, lo hice por mi país, por mi Alemania.
El que encuentre este diario, lo lea y se ponga en mi situación y tenga mis ideales lo entenderá.
Un saludo y hasta siempre Adolf Hitler.

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